jueves, 20 de marzo de 2008

La flota palangrera española mata 2.000 tortugas al año

Un ejemplar de tortuga boba, con un anzuelo clavado en su aparato digestivo. JOSÉ ALONSO

Los pescadores provocan la muerte del 10% de las tortugas boba del Mediterráneo occidental

MANUEL ANSEDE - Madrid - 20/03/2008 00:00

Sólo una de cada 1.000 tortugas boba llega a la edad adulta. La urbanización salvaje de las playas en las que ponen sus huevos, las hélices de los barcos, la contaminación del agua y la falta de alimento han puesto a esta especie en peligro de extinción. Su principal enemigo, sin embargo, es el palangre, un arte de pesca consistente en un cordel kilométrico del que cuelgan cientos de anzuelos, utilizado para apresar atunes y peces espada, pero culpable de miles de capturas accidentales cada año.
Ayer se presentó en Barcelona una investigación, llevada a cabo por la Obra Social La Caixa y la Universidad de Barcelona, que ha estudiado el efecto de la flota palangrera española sobre la población de tortugas bobas en el Mediterráneo occidental. Según los autores, dirigidos por el biólogo Lluís Cardona, la pesca con palangre causa la muerte de 2.048 ejemplares al año, un 10,4% de la población de estos reptiles en el área estudiada: Baleares, Cerdeña, norte de África, Murcia y Almería.
Anzuelos en el esófago
Los investigadores siguieron a un grupo de pescadores españoles durante el mes de septiembre de 2007. En ese periodo, 14 tortugas mordieron los anzuelos del palangre. El equipo de Cardona liberó estos ejemplares tras colocarles un transmisor. Cinco de ellos tenían el anzuelo clavado en la boca o el esófago, pero solamente murieron dos. A partir de esta pequeña muestra, los autores calculan una mortalidad en tortugas capturadas de hasta el 35%, una vez estimado el margen de error.
Para Cardona, esta mortalidad podría reducirse de manera drástica disponiendo el arte de pesca por la noche, utilizando un cebo menos apetecible para las tortugas y empleando un tipo de anzuelo que se clave en la boca, en lugar de en el esófago. En cualquier caso, el biólogo admite que "siempre habrá animales que mueran".
Según los investigadores, las capturas accidentales de tortugas bobas en el Mediterráneo han disminuido de forma considerable en los últimos años, pasando de 20.000 en 1990 a 6.000 en el año 2000. A juicio de Cardona, "el problema es bastante menos serio de lo que se pensaba". Según sus datos, la tasa de mortalidad anual de esta especie en el Mediterráneo es del 27%, y sólo el 10% es atribuible a los palangreros españoles, por lo que habría que buscar las causas de su mortalidad en otros factores, como la actividad de las flotas italiana y marroquí.

Las redes de arrastre amenazan al delfín de Maui
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) exigió ayer al Gobierno neozelandés que aumente la protección del delfín de Maui, la especie de cetáceos más amenazada del mundo, ya que sólo quedan 111 ejemplares en libertad, todos ellos en la costa de Nueva Zelanda. La petición de WWF llega tras la publicación por parte del Gobierno del país de una serie de imágenes tomadas el pasado diciembre, en las que aparece una veintena de delfines atrapados en redes de arrastre en North Island.
En opinión del director de WWF-Nueva Zelanda, Chris Howe, una parte de la industria pesquera ha intentado minimizar el peligro que supone la pesca de arrastre para estos animales. “Si hablamos de apenas un centenar de delfines de Maui, entonces es que la amenaza es, simplemente, demasiado grande. Si muere un solo animal más en las redes de pesca, estos delfines se pueden extinguir en una generación”, afirmó Howe.
WWF pide la prohibición total de estos aparejos en las aguas poco profundas habitadas por esta especie. Por su parte, el ministro de Medio Ambiente, Steve Chadwick, señaló que su Gobierno considera irrealista imponer la retirada de las redes más allá de las áreas protegidas y alegó que la captura de los 22 delfines fue “accidental”.